domingo, 9 de agosto de 2015

ESTA MAÑANA HA MEJORADO UN PEQUEÑO RINCÓN DEL MUNDO




      He quedado con mi amigo Rogelio. Nos hemos tomado un par de vinos en un bar del barrio. Rogelio cumplirá 80 años en septiembre. Está completamente curado de un cáncer de colon que tuvo hace años y ha formado parte de un estudio de curaciones ilógicas en personas con enfermedades extremadadmente graves. Él es muy ilógico. Viudo. Tiene un hijo disminuido psíquico, otro,  doctor en matemáticas y una hija en paro. Es decir, es multicultural. Llueve. Hemos hablado de los terroristas del Banco Europeo, del poder de la mente y de lo bien que huele la tierra los días de lluvia. "No sé cómo me ajuntáis" dice siempre aludiendo a la supuesta cultura de quienes le rodeamos, pero somos quienes nos aproximamos a él quienes aprendemos. Yo he aprendido mucho de él; la única asignatura que debería ser obligatoria y que no se imparte: aprender a vivir. Eso significa estar cuando se tiene que estar. Llorar si se necesita; y sobre todo, reír y vivir las "pequeñas" cosas de la vida sin dejarlas pasar porque ese es el mayor de los pecados. Mi amigo Rogelio: un gran tipo. Ha hecho que mejore un insignificante rincón del mundo: mi corazón.

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