-Pide un deseo, pregunté a un anciano: "Que no haya hambre" me dijo.
-Pide un deseo-, inquirí a una madre: "Que todo niño tenga un cobijo".
-Pide un deseo- interrogué a un soldado: "Que haya paz para nuestros hijos".
Mas un día conocí a un hombre, ebrio de pena y de vino, que lloraba amargamente: "Nunca conocí una guerra, ni el hambre, ni carecí de cobijo, nunca me faltó el amor pero me siento perdido".
-Pide un deseo le dije-, "Yo carezco de destino"-me dijo-.
Dos calles más abajo una vieja se peinaba reflejándose en el río. Pide un deseo, mujer, y sin dudarlo un momento, contestó a mi pregunta mirándome como a un cretino:
"Yo no conocí a mi madre, me criaron unas monjas y pasé hambre en el convento, más tarde me casé y tuve un hermoso hijo que en la guerra me fue muerto".
-Pide un deseo, insisto- "¿Un deseo?" -contestó- "Sí, que todas las personas que alguna vez han llorado, un día le encuentren sentido".
No hay comentarios:
Publicar un comentario