viernes, 31 de julio de 2015

DEPRESIÓN: LA OTRA PANDEMIA

     Dicen que los niños poseen esa innata alegría y ternura porque durante los primeros años de vida todavía guardan un vago recuerdo de Dios. Luego perdemos esa frescura y sobreestimulados por el consumismo, nos abandona, saturada, nuestra capacidad de sentir, encontrándonos en un momento dado dudando si cambiar de coche o pasar más tiempo con los nuestros. Generalmente tomamos la decisión equivocada y cuando nos queremos dar cuenta,  ya es demasiado tarde y el cartero de nuestra alma nos ha devuelto la última misiva, anotando en el reverso de nuestro corazón: "Se ausentó sin dejar señas". 
     La pandemia de la depresión es, en occidente, un virus esquivo que se esconde detrás de cada compulsiva compra superflua, porque nunca tenemos bastante de lo que no necesitamos y de lo que realmente precisamos, que además suele ser gratis, apenas nos proveemos. 
     Creyéndonos inexpugnables en nuestros castillos de noventa metros cuadrados, ignoramos que ya hemos sido asaltados por un enemigo interno: la soledad en compañía, esa falta de comunicación que nos incapacita para disfrutar de las cosas más simples y que son, en definitiva, las que podrían hacernos verdaderamente felices.

No hay comentarios:

Publicar un comentario